Recepción de materias primas: Este proceso implica la recepción y verificación de las materias primas necesarias para la fabricación de los productos. Se lleva a cabo un riguroso control de calidad para garantizar que cumplan con los estándares requeridos.

Preparación de la fórmula: Se elaboran las fórmulas de los productos de acuerdo con las especificaciones y requisitos del cliente. Esto implica la mezcla de ingredientes en las proporciones adecuadas para obtener la calidad y el rendimiento deseados.

Proceso de fabricación: Durante esta etapa, se lleva a cabo la producción en sí misma. Dependiendo del tipo de producto, esto puede implicar diferentes técnicas, como la mezcla, la emulsión, la encapsulación, entre otras. Se siguen estrictamente los protocolos de seguridad e higiene.

Envasado y etiquetado: Una vez que los productos están fabricados, se procede a envasarlos en los recipientes adecuados y se les aplica el etiquetado correspondiente. Este paso es crucial para garantizar la presentación adecuada del producto y su identificación clara para el consumidor.

Control de calidad final: Antes de la distribución, se realiza un exhaustivo control de calidad final. Se verifican aspectos como la consistencia del producto, el pH, la estabilidad, la pureza, entre otros, para asegurar que cumplan con los estándares establecidos.

Almacenamiento y distribución: Una vez que los productos han pasado el control de calidad, se almacenan en condiciones óptimas hasta su distribución. Esto puede implicar el almacenamiento en almacenes adecuados con control de temperatura y humedad, dependiendo de los requisitos específicos de cada producto. Luego, se distribuyen a los clientes según las solicitudes y cronogramas establecidos.